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LAS SANTAS ESCRITURAS

Las Santas Escrituras son la única toda suficiente, segura e infalible regla del conocimiento, fe y obediencia salvadoras. Aunque la luz de la naturaleza y las obras de creación y de providencia manifiestan la bondad, sabiduría, y poder de Dios, de tal manera que los hombres quedan sin excusa, sin embargo, no son suficientes para dar aquel conocimiento de Dios y de su voluntad que es necesario para la salvación; por lo que le agradó al Señor, en varios tiempos y de diversas maneras revelarse a sí mismo y declarar su voluntad a su Iglesia.


La autoridad de las Santas Escrituras; por la que ellas deben ser creidas y obedecidas, no depende del testimonio de ningún hombre o iglesia, sino enteramente del de Dios (quien en si mismo es la verdad), el autor de ellas; y deben ser creídas porque son la palabra de Dios.


Todo el consejo de Dios tocante a todas las cosas necesarias para su propia gloria; y para la salvación, la fe y la vida del hombre, está expresamente expuesto o implicitamente revelado en las Escrituras y, a esta revelación de su voluntad, nada será añadido, ni por nuevas revelaciones del Espiritu, ni por las tradiciones de los hombres.
Sin embargo, confesamos que la iluminación interna del Espiritu de Dios es necesaria para que las cosas reveladas en la palabra se entiendan de una manera salvadora.
Los 66 libros de la biblia tienen una unidad en su contenido, Jesucristo y el plan de la Salvación.

UN SÓLO DIOS VERDADERO

Creemos en un solo Dios verdadero y creador de todas las cosas, sin principio ni fin (eterno), presente en todo lugar (omnipresente), que sabe y conoce todo (omnisciente), que es Santo y Todopoderoso (omnipotente).  El solo es Dios infinito y existe eternamente en tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, eternos e idénticos en sustancia y naturaleza, pero en unidad de propósito y amor. 


Génesis 1:1; Salmo 148:5; Colosenses 1:16-17; Apocalipsis 4:11; Deuteronomio 6:4; Mateo 3:16-17; 2 Corintios 13:14; Mateo 28:19; 1 Juan 5:7; Jeremías 17:10; Efesios 3:19; Lucas 1:37; 18:27.

JESUCRISTO

Eternamente es uno con el Padre. El hijo eterno de Dios se hizo hombre, concebido por el Espíritu Santo y nació de la virgen María.Juan 1:1-3, 14, 18; Lucas 1:35; Isaías 7:14; Marcos 1:15;.Jesús murió expiatoriamente por nuestros pecados, fue sepultado, y resucitó físicamente de entre los muertos, cumpliendo así con las profecías escritas acerca de él; venció a la muerte, a Satanás y sus principados y ascendió a los cielos a la diestra de la majestad de Dios, siendo constituido como único Señor y Salvador para los hombres, y Mediador y Sumo Sacerdote entre Dios y los hombres. Isaías 53:10-11; Mateo 27:35,50, 53,54; Romanos 5:8-10; 1 Pedro 3:24, Lucas 24:46,51,52; Hechos 1:9; Hechos 4:12; Romanos 8:34, 14:9; 1 Timoteo 2:5; Hebreos 1:3; 2:17; 4:14; 6:19-20; 7:24-26; 1 Juan 2:1-2.

ESPÍRITU SANTO

El Espíritu Santo es en esencia igual a Dios, con carácter y atribuciones personales, eterno e infinito y revela  y enseña la voluntad de Dios en unidad con Jesucristo (Efesios 4:3-6). Ahora nos enseña, guía, fortalece y vive dentro de nosotros.  Nos llena y da dones conforme él quiere.2 Corintios 13:14; Romanos 8:16,26; 1 Juan 5:6-7;  Mateo 28:19; Lucas 12:12; Gálatas 4:6; Efesios 5:17-18; 1 Corintios 12:4-7,11.

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